Estás sintonizando la emisora de mi vida, cuya lineal musical va desde un bolero -cuando mis días se tornen grises- hasta una salsa -cuando mi alegría sufra un ataque de claustrofobia y desee salirse de mi corazón-. Estas son mis bocinas por las cuales emitiré mi peculiar manera de ver la existencia.
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" En tiempos de Tayota la sopita es un manjar ". No importa si es grasosa, o si el colesterol asecha, es mejor el sabor antes que...
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jueves, junio 25, 2009
jueves, junio 04, 2009
Historias...
En un taxi se escuchan muchas cosas. Bien lo dijo Arjona una vez, y su historia se volvió un clásico. “Eran las diez de la noche piloteaba mi nave/ era mi taxi un Volkswaggen del año 68…” En mi caso, la historia inició así:
1:30 p.m. y abordo el taxi en la entrada del edificio de la empresa. ¿Destino? La UASD. Quería invertir algunas horas de mi break para resolver varios asuntos académicos.
El taxista me abre la puerta trasera de un carro algo descuidado, y decido –como acostumbro- tomar la posición de co-piloto. Recuerdo que el calor era sofocante y el sol “pegaba en la madre”, y no tenía ganas de hablar mucho, a diferencia del chofer quien a pesar de la temperatura se veía de lo más cool.
Llegamos al 1er lugar y le digo “Chofer, espérame aquí, regreso de inmediato para que me lleves a otro sitio”. Me desmonto del vehículo, y mientras camino hacia la Facultad de Humanidades me puse a pensar en la buena fe que ese hombre depositó en mi, ya que éramos unos perfectos desconocidos y existía la posibilidad de que yo me desapareciera en la universidad y no regresara para pagarle, por ello traté de hacer mis gestiones lo más rápido posible.
Vuelvo a abordar el taxi y suena el celular del chofer. Él mira el número y decide no responder. Con tono de jocosidad dice: “Ay, no! Esa llamada es pa’ cobra’… y por desgraciá’ no le vua’ a dar na’…”. Ante este comentario no me quedó más remedio que reír y el taxista siguió su relato “No es por mal, pero es que esa mujer fue una abusadora”. “Ella quiere que le pague un dinero completo y lamentablemente no hay, además es una completa abusadora “. Vuelvo a reírme y le digo “Chofer, y qué fue lo te hicieron? Jejej”
“Lo que pasa es que esa mujer alquila tanques de Oxigeno y alquilé uno para mi esposa que sufría de Cáncer pulmonar” En ese momento siento un pequeño nudillo en la garganta y le pregunto-con la esperanza de escuchar un ¡Sí! -“¿Ella se sanó?... verdad”
-“No… murió hace dos meses”. Ufff, el nudo en mi garganta se volvió más grande, y la expresión ¡Mierda! la escuché bajito en mis adentros.
Camino al 2do. Lugar donde haría otra diligencia, el taxista continúa su relato. Me dice que a raíz de la enfermedad de su esposa contrajo muchas deudas y que la del tanque de Oxigeno era una de las más simples. Por ello hasta tenía su carro descuidado.
De regreso a la oficina le pregunté si tenía niños y él me respondió de manera afirmativa. Ante esa respuesta empecé a empequeñecer. “¿chiquitos?” -Continué- “Si, bien chiquitito… tiene 2 meses y pico…” respondió. "¡Mierda!" -La frase se me escapó otra vez, pero en voz alta. Eso me pegó- “ …Pero ese niño no lo tuve con mi esposa” confesó.
No soy quien para juzgar -pensé-.
“Lo más increíble de este asunto es que estuve con esa mujer una sola noche, me puse el condón, éste en el acto se salió y no le di importancia. A los 5 meses ella me dijo que estaba embarazada y en principio no le creí pero asumí la responsabilidad. Lo más irónico de la vida es que mi esposa y yo hicimos de todo para tener un hijo: tratamientos, pastillas e incluso pensamos en adoptar pero cuando enfermó dejamos de intentarlo”.
Honestamente, no podía creer lo que estaba escuchando, me sentía muy sorprendida al escuchar una historia tan impactante justamente en el asiento de un taxi. “Mi hijo nació 15 días antes de que mi esposa muriera. Él fue el regalo de Dios para mi vida… para que no esté solo”
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