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viernes, agosto 10, 2007

El Ángel de la casa de atrá’


"Para ti no hay nada imposible, para ti
para ti no hay mal ni tormentas, para ti
ni problemas ni enfermedades, para ti
para ti no hay nada imposible, para ti…"

Juan Luis Guerra


En una empresa cada cubículo y/o escritorio es una especie de casa. En ese sentido, mis compañeros de trabajo eran mis vecinos. No siempre se tiene la suerte de contar con buenos vecinos, pero en mi caso particular, mientras vivía en el barrio "Listín" fui bendecida con grandes amigos, en especial con la mujer que residía en la parte trasera de la vecindad.

Tenerla de compañera de trabajo y por ende "vecina", fue una de las cosas más gratificantes que me sucedieron, precisamente porque aunque ella es evangélica, también es una de las mujeres más divertidas que conozco. Su capacidad de aceptar y asimilar a los demás es digna de imitación.

Desde que la conocí aprendí que los lunes, martes y miércoles no se le podía hacer mucho "coro" porque estaba "en su compás", pero a pesar de ello, siempre sacaba tiempo para escuchar una de mis historias, ocurrencias y sobre todo, mi frase célebre: "¡cógelo chilling!" No obstante, en ocasiones ella no era muy receptiva a mi exhortación hacia la tranquilidad, precisamente en uno de esos días –generalmente martes-cuando mi vecina estaba en cierre y el departamento estaba en "chercha". Con voz firme y algo de sarcasmos decía: "Hay gente trabajando de este lado. Digo, perdón" entonces, así como Moisés, con la ayuda de Dios separó las aguas, ella con esta frase cerraba las bocas de sus vecinos.

El nombre de esta interesante mujer es Lissette, una persona muy chula, que cuando hablaba de "Papá" -nombre con el cual se refiere a Dios- los ojos se le ponían chiquitos y sus "buches" se inflaban. ¡Parecía otra persona! Lo más interesante de esto, es que como siempre estaba conversando sobre su progenitor divino, esta expresión facial era el "pan de cada día" .

Todos los lunes llegaba al departamento con una gran alegría, precisamente porque el culto del día anterior en su iglesia "Dios es amor" fue estremecedor, y a esto se agregaba el hecho de que cada domingo, una figura pública se rendía a los pies del Señor. Pero, esto no es nada en comparación a el caso de los jueves. Desde que atravesaba la puerta y se acomodaba en la silla me decía:
"Tía Sory, anoche en el grupo ocurrió algo increíble…" y no lo dudo, porque su grupo de oración es maravilloso –a pesar de que no he querido regresar-

Recuerdo que un día como a las 12 del mediodía, con el hambre en su buena, y yo concentrada en mi trabajo exclamó:
"¡Yo estoy asfixia de Papá!"
No me volteé, ni le dije nada en ese instante, solo pensé "Ella está loca, pero me fascina esa locura" Y es que, Lissette es una cristiana verdadera, ama al Señor de corazón, lo conoce internamente y sabe lo maravillo que es Él. Sin embargo, lo que más me impresionaba era que ambas a pesar de nuestras diferencias estábamos conscientes de lo divertido que es Jesús. Ese fue el real motivo de nuestro acercamiento como amigas.

Me llamaba mucho la atención su actitud cuando estaba frente a un problema y el miedo quería apoderarse de su corazón. Entonces, se encerraba en sus pensamientos, no emitía palabras y, como de la nada, rompiendo su mutismo exclamaba: "eh, ombe ¡yo soy hija de un Rey!"

En definitiva, de ella tengo muchas cosas que contar, pero no lo haré, porque sencillamente no existe manera de reproducir los sentimientos con frases y letras. Solo se, que detrás de la que era mi casa vivía un ángel y Dios lo puso allí para ayudarme. Espero que el nuevo inquilino de mi hogar, aprenda tanto de ella como lo hice yo.

1 comentario:

Ely Segura dijo...

Qué lindo, Sory...Sí, yo también tuve la dicha de tenerla ahí de vecina, je! Realmente tía Lissette es espectacular.
Mira...cuéntame lo del premio que leí por ahí.... Lo mejor de lo mejor pa' ti!

Un abrazo,

Ely